jueves, 28 de junio de 2018

Me aburre el tiempo libre

Llevo muchos meses detrás de esto, queriendo que el viento que mueven las olas me dé en la cara, mojarme los pies aunque el agua esté helada y recibir los mil rayos del sol desde la silla de playa más barata del súper.

Bien, estoy ahora mismo en esa posición.
Y me aburro.
No sé no hacer nada.
No están los míos cerca, no tengo planes en mi agenda y las cosas creativas que siempre quise hacer cuando hubiese hueco ahora me dan tanta pereza...

Así que aquí estoy, en la silla de playa más barata, molesta hasta del viento que mueven las olas, usando la toalla de manta y blanca como ese flotador de unicornio.
Ok.

Podría decir que soy una inconformista, egoísta, que no sé valorar nada... pero es que los de mi lado están igual...

Realmente aprecio a todos aquellos que en la playa consiguen evadirse y no meterse en conversaciones ajenas. Pero yo no soy de ese tipo de personas y menos en espacios reducidos entre toalla y toalla.
Los más pequeños discuten por ver a quién le toca llevar hoy la sombrilla, y los padres, quienes no se han bañado porque sus móviles no son acuáticos, tienen cara de querer volver al trabajo y, joder, ¡les estoy entendiendo! 

¿Alguien me lo explica?
¿Nos hemos vuelto todos locos?
¿Por qué nadie me ha enseñado a aburrirme?
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Este tedio acabo de descubrir que tiene cura y se llama ‘curiosidad’. 
Un señor esta mañana estaba entretenidísimo viendo cómo el agua creaba en la orilla burbujas en la arena. Oye, que se ha podido tirar toda la mañana tapando con el dedo del pie todas las burbujas y ahí estaba el hombre... feliz. 

“Necesitamos abrazar el tedio y valorar el tiempo de inactividad”, decía la psicóloga Sandi Mann. 
Sabiendo esto, ahora me gustaría ver a ese señor otra vez y ponerme a tapar burbujas en la arena... 
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... pero ahora el público de mi alrededor ha cambiado y tengo a quince niños vascos con silbatos comiendo bocadillos de nocilla mientras dan patadas descalzos a un balón que allá en los tiempos donde yo hacía gimnasia lo llamaban medicinal, no sé si ahora se llama de otra forma pero los tres kilos sigue pesando.
Así que Mann, lo iré intentando, pero necesito encontrar mi espacio. 

Ahora, una cosa te digo, con un bocadillito de nocilla yo también me iba conformando...

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