martes, 10 de diciembre de 2019

Adornando diciembre

Cuando entraba a casa, sabiendo que la espalda me iba a pasar factura del peso que llevaba en la bolsa de la  compra, me he encontrado con la portera. Estaba poniendo el árbol de navidad en las zonas comunes. Bolas azules y unos lazos plateados adornaban las ramas plastiqueras.

Me he tenido que confesar: "Yo no he puesto nada, soy un poco sosa..."

- "Eso es porque no tienes hijos. Yo tengo tres, son por quienes está hecha esta época entonces te hace ilusión adornar toda la casa"-

Abrí el buzón, otra vez sin cartas, y antes de coger el ascensor me dijo: "Todos tenemos problemas, pero hay que hacer por alegrarse".

No entendía por qué me había dicho eso. A mí, a día de hoy, no me alegra poner el árbol, pero me lo tomé como una de esas lecciones que la vida te da en voces que no habías imaginado nunca.

Me agobia un poco la navidad. Hay que hacer todo un poco por obligación y así pierde todo la magia. Luego paso el tiempo con los de siempre y me encanta, y me arrepiento de haber dicho que no me gustaba... Tengo sentimientos encontrados.

Es culpa de diciembre. Hay un punto nostálgico y de inflexión que siempre llega durante este mes. Cuando las calles se visten de luces de colores y en Madrid no cabe un alfiler. Cuando el frío no te deja salir de casa y una sopa te parece el mejor plan que habías escuchado en mucho tiempo. Cuando todas las canciones te hablan de quien ya no está. Y tú, con un año más y en la misma situación que siempre.

Voy a poner esta canción:



Creo que este año he aprendido mucho, o al menos he sido consciente de varias cosas que me han hecho darme cuenta de la suerte que tengo, a pesar de todo. Y está feo acabar así la frase, pero todos tenemos siempre un 'a pesar de todo' que nos hace entender el discurso.

Y a pesar de todo, he pasado noches bailando con amigas, sin que la leche que se le salía a una de las tetitas con tanto movimiento fuese un impedimento. He visto cómo mis amigos forman familia y he cuidado de los nuevos locos bajitos. He desorganizado mi vida en cinco minutos y me han ayudado a montarla, aunque haya piezas que se han perdido debajo del sofá... He salido por animar al prójimo y el prójimo ha acabado animándome a mí. He probado comida nueva (a pesar de que el sushi siga sin gustarme). He conocido el Malecón, he dormido en Centro Habana y me he sentido Ana Belén. He cantado en un concierto, pero siendo la del micrófono, que eso tiene más delito. Me he bañado en el mar, mi mayor lujo. Me he perdido, y encontrado. He perdido a unos pocos y he ganado a otros tantos. Me han abrazado fuerte y dado un beso en la frente para que desapareciese mi agobio. He tenido encuentros por sorpresa que me han alegrado el día. Me han escuchado. Me han querido. Me han echado de menos. Y han pensado en mí. Me he desesperado por no conseguir lo que quería y me han ayudado a seguir intentándolo. He bebido sorbitos de cerveza y sigo sin haberme puesto bolingui. Me he reído hasta llorar. Y he llorado para acabar riendo.

Mensajes en París @abarrancog
Y es que a pesar de todo siempre hay vasos medio llenos que nos empeñamos en vaciar. Y diciembre me los recuerda. En navidad siempre hay que pedir un deseo y como siempre dice una amiga: "Ten cuidado, que se cumple". Cuando menos te lo esperas, en un lugar donde nunca antes habías estado, con quien no imaginabas, tras el peor chaparrón... los sueños se cumplen.

Hay que hacer por adornar la casa.


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