viernes, 1 de septiembre de 2017

Septiembre

Suena el despertador. Esta vez lo apago. 'Remoloneo' diez minutos más. Abro Spotify y doy a Aleatorio. Alguien por ahí sabe cuál es la canción que marcará mi día, por eso me gusta que la elija él (o ella) según la energía que le haya transmitido. Esto hace que a veces me replantee los temas que en algún momento decidí meter en mi playlist favorita. Ahora suena Zahara, "y no hay luces de semáforos".



Me encantaría seguir esto diciendo que huele a café y a tostadas recién hechas pero para ello tengo que levantarme de la cama, haber comprado pan, y, para qué engañarnos, prefiero un colacao.
Así que no huele a eso, no sé a qué huele... a normal, yo qué sé. Parece que para que algo sea genial tiene que oler a césped mojado, o a zumo recién exprimido. Joder, qué de tiempo tiene esta gente. 

Me gusta huir cuando la planta cero de El Corte Inglés de Goya San José de Valderas se llena de uniformes, cuando las papelerías se envuelven en carteles amarillos ofreciéndote comprar 8 rollos de forro de libros a mitad de precio, cuando los atascos de repente deciden volver a aparecer...
Hay veces que ir en contra del viento no está nada mal. El caos me relaja, será porque he vencido más de una vez al levante.

Uy, ahora sí que me huele a césped mojado.
¡Mierda! No saqué la ropa de la lavadora. Cinco minutitos más y me levanto

La redacción ya está funcionando. Esa sí que duerme poco. Probablemente esté repleta de pieles bronceadas y de dientes blancos. El del quiosco de abajo me dijo que este año no le tocaban vacaciones. La única semana que se había reservado la interrumpió por el 17A. Ese viernes vendió más periódicos que en las últimas elecciones (ya sabes, no está el tema como para perder clientes).

Bueno, ya está bien, ¡en pie! En realidad no sé por qué tanta prisa. Hoy no tengo. 

A través de la ventana veo cómo una vecina está deshaciendo la maleta. Qué colocado todo, por favor, y ¡qué de camisetas! La luz de su habitación es tan tenue... pero era necesario encenderla, hoy el día está gris, gris... Los cartones que algunos usan en mi calle como colchón están más que deshechos por el agua que cayó anoche.
Un charco, otro. La gente que camina por la calle los va esquivando. Parecen militares. Nadie habla, todos serios y paso firme. Será el síndrome postvacacional...
Ninguno de ellos se apiadaba de los que levantaban el país mientras ellos sujetaban el mojito (y el karma no perdona).
Pero lo que parece que se les olvida es que Septiembre también es verano. Es el mes de los reencuentros, de las fiestas en los pueblos, de las chaquetitas para la noche y de las lluvias que aún te dejan mojarte sin que puedas morir de hipotermia.
Para volver a desconectar hay que hartarse de energía (aunque cómo jode que te enchufen...)

Igual tengo que bajar un poco la música, aún es pronto. Ahora suena 'Volcanes dormidos', de Carlos Sadness, ¿puede haber una metáfora mejor para Septiembre? Vamos a dejar que el magma vaya funcionando, que ya habrá tiempo para la erupción. Además, todavía tengo que tender...



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