Pues sí, me inventé una estrella.
Fue el mismo día que conocí a Orión. Quizás ya la había
visto antes, pero nadie nos había presentado.
Estaba buscando una fugaz, quería pedir un deseo, pero sólo
pasan cuando no las esperas, y teniendo en cuenta que llevaba con el cuello
torcido hacia arriba veinte minutos, desistí, y me quedé sin mover la lengua
con la boca cerrada para que ella entendiese bien lo que quería y me lo hiciese
realidad al fundirse.
Mi amiga me habla mucho de las tácticas que usa con su hija
para explicarle las cosas, que aprenda a no enfadarse y que sea la niña mejor educada del mundo
entero (porque lo es) y yo, me lo aplico.
Me contaba que cuando quería algo de
forma instantánea y, por el motivo que fuese, no podía conseguirlo, le decía
que imaginara que lo tenía poniendo delante del objeto en cuestión: ‘Imagine,
imagine’ (sí, en inglés, ya os decía que es la niña mejor educada del mundo
entero).
Aquí el caso práctico:
- Quiero ponerle unas gafas de ver a mi muñeco
- No tenemos gafas
- ‘Imagine, imagine gafas’
Et voilà
Es increíble, con tan sólo dos palabras ‘mágicas’, en su
cabeza su muñeco tiene gafas. Y quien no vea al mono con gafas, está ciego.
Y ahí estaba yo… Mirando a Orión, ‘imagine, imagine estrella
fugaz’, y apareció ‘Escátilon’, una estrella fugaz que sólo puedo ver yo, y
quien se ponga las gafas del mono.
Todo es probar...
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