jueves, 19 de noviembre de 2015

Escátilon

Pues sí, me inventé una estrella.
Fue el mismo día que conocí a Orión. Quizás ya la había visto antes, pero nadie nos había presentado.

Estaba buscando una fugaz, quería pedir un deseo, pero sólo pasan cuando no las esperas, y teniendo en cuenta que llevaba con el cuello torcido hacia arriba veinte minutos, desistí, y me quedé sin mover la lengua con la boca cerrada para que ella entendiese bien lo que quería y me lo hiciese realidad al fundirse.

Mi amiga me habla mucho de las tácticas que usa con su hija para explicarle las cosas, que aprenda a no enfadarse  y que sea la niña mejor educada del mundo entero (porque lo es) y yo, me lo aplico. 
Me contaba que cuando quería algo de forma instantánea y, por el motivo que fuese, no podía conseguirlo, le decía que imaginara que lo tenía poniendo delante del objeto en cuestión: ‘Imagine, imagine’ (sí, en inglés, ya os decía que es la niña mejor educada del mundo entero).




Aquí el caso práctico:
- Quiero ponerle unas gafas de ver a mi muñeco



- No tenemos gafas

- ‘Imagine, imagine gafas’



Et voilà

Es increíble, con tan sólo dos palabras ‘mágicas’, en su cabeza su muñeco tiene gafas. Y quien no vea al mono con gafas, está ciego.


Y ahí estaba yo… Mirando a Orión, ‘imagine, imagine estrella fugaz’, y apareció ‘Escátilon’, una estrella fugaz que sólo puedo ver yo, y quien se ponga las gafas del mono.

Todo es probar...







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